viernes, 18 de abril de 2008

IDEOLOGÍA ALEMANA E IZQUIERDA CIENTIFICA


La organización social y el Estado no son ideas engendradas por una mente autónoma, como creen hegelianos y neohegelianos, sino que de la vida de determinados individuos reales. La vida de estos individuos no es una idea que concibieron en sus mentes sino que en la realidad, que no es otra cosa que el modo de producción material sujeto a determinadas barreras, bajo la imposición de determinados preceptos y condiciones de las que no son dueños. La realidad es producción.

La conciencia no es conciencia de sí, sino que conciencia del ser. La conciencia no tiene su origen en la mente, sino que en el mundo. Apropiarse de la conciencia es apropiarse del mundo como realidad material, es decir del hombre real y activo que vive de una determinada manera. Por la vida real explicamos la ideología, con independencia de que sea falsa o verdadera.

La filosofía alemana desciende del cielo a la tierra, puesto que parte de lo que el hombre piensa de sí, mientras que los materialistas ascienden de la tierra al cielo, puesto que parten del hombre real y activo que está inmerso en el mundo, que vive de cierto y determinado modo.

La moral, la religión, la metafísica y el resto de la ideología, así como los formas que resisten en la conciencia humana pierden su independencia desde el momento que se descubre que están sujetas a la evolución de la producción y las relaciones materiales entre los hombres. Conforme el hombre modifica su acción en la realidad, es decir conforme transforma su mundo, modifica también su modo de pensar. Marx va a decir “No es el pensamiento quien determina la vida sino la vida quien determina al pensamiento”. La premisa de esta concepción es el hombre en el proceso de su desarrollo real, perceptible empíricamente y sujeto a determinadas condiciones.

La única manera de tomar conciencia del mundo es a través de la conciencia positiva que es la exposición de la actividad práctica del proceso del desarrollo práctico del hombre, empieza allí donde la especulación termina: en la vida real. La ciencia en Marx debe ser conciencia del mundo, debe estar determinada por este y no al revés como pretendían los hegelianos y neohegelianos. Toda ciencia es por antonomasia ciencia social, con independencia de que lo sepa o no.
¨¿Cómo pretendes, Tales, saber acerca de los cielos, cuando no ves lo que está debajo de tus pies?¨


Por Manuel. 18/ Germinal

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