martes, 9 de diciembre de 2008

El mundo como dinero: capitalismo y nihilismo.

Reflexiones en torno a Karl Marx, Georg Simmel y Martin Heidegger.

Martin Heidegger en su artículo La época de la imagen del mundo de 1938, señala que la esencia de la ciencia moderna radica en su caracter matematizante de todo cuando es, en tanto es capaz de traducir cualquier fenómeno del mundo a un valor matemático suceptible de ser manejado por el pensamiento calculador, el que se expande progresivamente. Tomándonos de Marx, podríamos agregar que el soporte de esta expansión la ha dado el capitalismo y ello a través de un elemento bien "concreto" : el dinero.

En los Manuscritos Económico-Filosóficos de 1844 Karl Marx señala que el dinero es el objeto por excelencia por cuanto posee la capacidad de apropiarse de todo el resto de los objetos del mundo, mediante la compra de los mismos. "La universalidad de su cualidad es la omnipotencia de su esencia; vale, pues, como ser omnipotente..., el dinero es el alcahuete entre la necesidad y el objeto, entre la vida y los medios de vida del hombre". La cualidad universal del dinero se basa en su capacidad de cuantificarlo todo.

Georg Simmel en su escrito La Metrópolis y la Vida Mental de 1903, va en la misma senda de Marx al indicar que "El dinero hace referecnia a lo que es común a todo, el valor de cambio reduce toda cualidad e individualidad a la pregunta ¿cuánto cuesta?". Mediante la numeración de todo, todo se vuelve a un mismo tiempo indiferente. Caminando más allá incluso dice que sólo los logros objetivamente medibles (cuantificables) resultán de interés. ¿No es acaso esto parte de la encarnación de la matematización que Heidegger refiere a la ciencia moderna?. El dinero realiza entonces gran parte del proceso matematizador que es a su vez en parte proceso reductor de todo valor al valor dinerario, en ello el capitalismo hace avanzar lo que se ha iniciado con la modernidad. La única cualidad que prevalece es la cuantitativa, toda cualidad queda así opacada bajo esta única cualidad que cuantifica todo, inclusive al propio ser humano como un ente más. En tanto tal se puede entender el mundo como dinero. Con Marx y Heidegger podemos pensar que el dinero puede traducir a un único valor toda la diversidad de entes que constituyen el mundo, digamos que en parte es esto también la globalización, una manera de reontologizar lo que es. El hombre mismo se convierte en sujeto del dinero, se vuelve mercancía comprable.

El dinero dirá Marx es el poder enajenado de la humanidad, es lo que radicalmente está enajenado del mundo, y en tanto tal es la negación del mismo y de toda las cualidades. No puede aumentar su poder si no es a razón de mantenerse lo más enajenado posible de cualquier determinación ajena a él, la libertad que ofrece es a costa de la negación radical del mundo. El hombre corre también el peligro de enajenarse él a través de la liberación que el dinero le ofrece. Este es el sentido de algunas frases expresadas en los Manuscritos de 1844 "Mi fuerza es tan grande como lo sea la fuerza del dinero. Las cualidades del dinero son mi fuerza y cualidades esenciales", "Lo que como hombre no puedo, lo que no pueden mis fuerzas individuales, lo puedo mediante el dinero". El dinero en la época moderna lleva el peligro de que el ser humano pueda negarse a sí mismo, el poder que despliega anida la posibilidad del nihilismo.
Georg Simmel en el ya mencionado artículo señala que el dinero se transforma en el nivelador más atroz en tanto que expresa las diferencias cualitativas de todo cuanto hay en el mundo en términos exclusivamente cuantitativos, haciendo de su indiferencia frente a las cosas el secreto motor de su avance, vaciando y usurpando cada cosa de su especial particularidad. Todo queda situado a un mismo nivel, las diferencias se borran en aras de esta nueva identidad negadora de toda identidad. Todos los valores quedan sometido al imperio de un sólo sistema de valores, que que no es otro que la negación de todo valor. Simmel dirá que esto genera una actitud de insensibilidad frente a las diferencias entre las cosas y digamos nosotros también embrutecimiento del ser humano, nada resulta entonces absolutamente sustancial.

Manuel Aros.

viernes, 8 de agosto de 2008

DESIGUALDAD SOCIAL

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La “obscenidad” de nuestro mundo adquiere un tinte pornográfico en lo que Z. Bauman llama “vidas desperdiciadas” el problema de la pobreza, dice Bauman, no está en su población, sino que hay demasiada gente rica, parásita planetaria, que, además, se permiten diseñar qué producto es útil de y cuál está llamada a ser residuo. Pero los residuos han crecido tanto y se han acumulado tanto que ya no sabemos qué hacer con ellos. Esto no vale solo para el problema ecológico s sino, sobre todo, para la inmensa muchedumbre de vidas, desperdiciadas. Algún autor, al referirse, al siglo XX, ha preferido llamarlo el “siglo de los asesinos” y no el de los derechos: siglo dominado por la violencia inaudita, expresable con números nunca antes vistos, cuyos frutos venenosos seguirán intoxicando el futuro”. Y añade que no se refiere sólo “a las guerras los nacionalismos y los totalitarismos que las generaron, sino también a las relaciones sociales y productivas de las democracias”… al “trabajo alienador”.
La ex presidenta irlandesa Mary Robinson, en su calidad de ex alta comisionada de la ONU e integrante de la Comisión para el Empoderamiento Legal de los Pobres, escribía hace poco que más de la mitad de la población mundial vive en entornos carentes de leyes reconocidas y aplicables, sin medios jurídicos eficaces para proteger a sus familias, viviendas u otras posesiones. Son las estructuras profundas de muchas sociedades las que perpetúan la pobreza y la desigualdad. A pesar de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente” (art. 17), y a pesar de que este derecho se vio reforzado en el Documento Final de la Cumbre Mundial 2005 de la ONU, el imaginario hegemónico de nuestras sociedades sigue siendo tan desigualitario y excluyente que se resiste a dar expresión legal a esos derechos.
Bibliografía:
Velasco Criado, D. (2008). La propiedad ¿es un robo?. Cuadernos CJ, N. 155, (p. 7)
08/ Termidor

sábado, 19 de abril de 2008

MARXISMO PARA PRINCIPIANTES. Néstor Kohan

Tras la muerte de Lenin y a partir de los años treinta, la revolución de octubre se congela. Toma el poder una burocracia feroz encabezada por Stalin. Después de 1945, ese sistema social se extiende a Europa oriental hasta que se derrumba, sin pena ni gloria, en 1989. El pensamiento, la vida, la obra y el legado de Karl Marx, estrechamente unidos a la revolución bolchevique, no tienen nada que ver con las diversas burocracias que en su nombre se alejaron de los trabajadores y los oprimieron durante décadas (p.4)

EL MARXISMO NO ES FUNDAMENTALISTA

Para Marx, la filosofía debe siempre preguntar y cuestionar. Por eso debe ser crítica. Pero no sólo debe cuestionar al mundo sino a sí misma, intentando descentrarse y prolongarse fuera de su propio radio y su propio límite. (p.37)
Como el marxismo constituye un pensamiento abierto, a la síntesis marxiana original los marxistas posteriores han continuado agregando nuevos afluentes, como el ecologismo, el feminismo y las luchas de los pueblos coloniales entre otros muchos (p.28)

Por lo tanto el marxismo no es dogmático, debido a que el capitalismo del que da cuenta Marx no es el mismo que prevalece actualmente, así, de los nuevos tiempos surgen predicamentos sui generis que, en consecuencia, demandan otras soluciones y maneras de entenderlos. Sin embargo, esto no implica que el marxismo originario sea un análisis retrogrado y obsoleto, porque aún persisten en el neoliberalismo las estructuras fundamentales que Marx y Engels reconocieron tras su exhaustiva crítica de la economía política Inglesa.

viernes, 18 de abril de 2008

IDEOLOGÍA ALEMANA E IZQUIERDA CIENTIFICA


La organización social y el Estado no son ideas engendradas por una mente autónoma, como creen hegelianos y neohegelianos, sino que de la vida de determinados individuos reales. La vida de estos individuos no es una idea que concibieron en sus mentes sino que en la realidad, que no es otra cosa que el modo de producción material sujeto a determinadas barreras, bajo la imposición de determinados preceptos y condiciones de las que no son dueños. La realidad es producción.

La conciencia no es conciencia de sí, sino que conciencia del ser. La conciencia no tiene su origen en la mente, sino que en el mundo. Apropiarse de la conciencia es apropiarse del mundo como realidad material, es decir del hombre real y activo que vive de una determinada manera. Por la vida real explicamos la ideología, con independencia de que sea falsa o verdadera.

La filosofía alemana desciende del cielo a la tierra, puesto que parte de lo que el hombre piensa de sí, mientras que los materialistas ascienden de la tierra al cielo, puesto que parten del hombre real y activo que está inmerso en el mundo, que vive de cierto y determinado modo.

La moral, la religión, la metafísica y el resto de la ideología, así como los formas que resisten en la conciencia humana pierden su independencia desde el momento que se descubre que están sujetas a la evolución de la producción y las relaciones materiales entre los hombres. Conforme el hombre modifica su acción en la realidad, es decir conforme transforma su mundo, modifica también su modo de pensar. Marx va a decir “No es el pensamiento quien determina la vida sino la vida quien determina al pensamiento”. La premisa de esta concepción es el hombre en el proceso de su desarrollo real, perceptible empíricamente y sujeto a determinadas condiciones.

La única manera de tomar conciencia del mundo es a través de la conciencia positiva que es la exposición de la actividad práctica del proceso del desarrollo práctico del hombre, empieza allí donde la especulación termina: en la vida real. La ciencia en Marx debe ser conciencia del mundo, debe estar determinada por este y no al revés como pretendían los hegelianos y neohegelianos. Toda ciencia es por antonomasia ciencia social, con independencia de que lo sepa o no.
¨¿Cómo pretendes, Tales, saber acerca de los cielos, cuando no ves lo que está debajo de tus pies?¨


Por Manuel. 18/ Germinal

jueves, 17 de abril de 2008

LA IDEOLOGÍA ALEMANA. KARL MARX

Hegelianos y Neohegelianos.
Crítica y apropiación.

La crítica alemana nace del suelo de filosofía hegeliana, por tanto si se quiere derribar esa crítica hay que minar primero ese suelo del que se alimenta. Ese minar también es una crítica, con la diferencia de que es una crítica radical.

Hemos dicho que del suelo hegeliano se nutre la crítica alemana, ese suelo y esa crítica son siempre de naturaleza religiosa. Si ese suelo hegeliano es un suelo religioso, la critica histórica alemana es también crítica teológica y desde ahí los diferentes críticos han determinado lo que es la conciencia, englobando bajo la esfera única de la religión la metafísica, la moral, la política y el derecho.
Marx critica la crítica alemana en tanto crítica religiosa, dice “todo lo van timbrando con el sello religioso”, “el mundo fue canonizado en extensión cada vez más amplia”.
Si los hegelianos de vieja cepa reducían todo a una categoría hegeliana, los neohegelianos reducen todo a una categoría religiosa. Ambos comparten el predominio de la religión, los conceptos y lo general.
Los neohegelianos como los hegelianos de vieja cepa hacen del pensamiento algo autónomo que engendra ideas de hombre y sociedad, sin embargo critican estas últimas porque las consideran falsas, exigiendo con carácter de postulado moral abandonar la inteligencia actual por una inteligencia humana, crítica y egoísta, que engendre verdaderas ideas y conceptos de hombre y sociedad.
Los neohegelianos oponen una ideología a otra ideología, por ello siguen siendo profundamente conservadores, oponen frases a las frases, dejando el mundo material intacto. A ninguno de estos críticos se le ha ocurrido preguntarse por el enlace de la filosofía alemana con la realidad alemana, por el enlace de su crítica con el propio medio natural. La crítica alemana no se ha apropiado de su mundo y por eso no puede transformarlo.
Esta tarea es la que manda Marx a los filósofos y se hace extensiva a todos quienes quieran empezar a pensar crítica y apropiadamente su propio mundo. Apropiarse de la crítica es apropiarse de su mundo, arraigarse.
Por Manuel. 17/Germinal

domingo, 13 de abril de 2008

PREJUICIOS Y MARXISMO

LA LUCHA DE CLASES ES UN INVENTO DE MARX

Lenin señala en “El estado y la revolución” (p. 76) lo siguiente:


En 1907 Mehring publicó en la revista Neue SEIT (XXV, 2, 164) extractos de una carta de Marx a Weydemeyer del 5 de marzo de 1952. En esta carta se contiene, entre otras, la siguiente notable reflexión.


”En lo que a mi se refiere, no me cabe el merito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna ni en la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses habían ya expuesto el desarrollo histórico de esta lucha de clases y algunos economistas burgueses la anatomía de estas. Lo que yo he aportado de nuevo a sido demostrar lo siguiente: 1) que la existencia de las clases solo va unida a determinadas clases históricas del desarrollo de la producción. 2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta dictadura constituye por si misma solo una transición a la superposición de todas las clases y a una sociedad sin clases... ”

KARL MARX ES SOLO UN TEÓRICO
En Marxismo para principiantes de Néstor Kohan se indica:

Existe una leyenda –elaborada, entre otros, por Karl Johann Kautsky, líder de la socialdemocracia alemana a principios de siglo XX, y por el filósofo Louis Althusser, durante los años sesenta- que describe a Marx como un científico puro, totalmente aislado y ajeno a la clase trabajadora, “que le lleva desde afuera su saber a los obreros”. El Marx real es bien distinto,: es un militante de partido. Superando el ámbito de la mera reivindicación económica, Marx discute sus propuestas políticas desde dentro del movimiento social de la clase trabajadora. (p.49)

Tanto en Marx como en Engels, la teoría está estrechamente relacionada con las condiciones materiales de existencia de la sociedad decimonónica de Inglaterra y Europa occidental, de modo que, el socialismo científico de Marx nace de su interacción con las distintas asociaciones obreras, que ya venían operando incipientemente desde las primeras décadas del siglo XIX.

Y así como Marx queda impactado por el comunismo al encontrarse en París con las organizaciones proletarias, a Engels le sucede algo similar en Inglaterra, donde vive desde noviembre de 1842 hasta Agosto de 1843, Friedrich recorre hasta el último rincón de los suburbios londinenses de la mano de su novia, la obrera Irlandesa Mary Burns. (p.33)